Es muy importante que tomemos en cuenta que el éxito en un niño no es sinónimo de felicidad, denotando que al contrario cuando un niño es feliz siempre seguirá el éxito. Hay actitudes que tomamos los adultos que se tienen que cambiar urgentemente para que un niño sea feliz y esto se refleje en su vida adulta.
Tenemos que aprender a evitar las comparaciones entre niños al igual que entre hermanos, dando lugar al respeto que requieren los más pequeños, siempre haciendo que se sientan bien consigo mismos y con el mundo que les rodea.
Si hay algo que nos hemos olvidado los adultos, es que los niños para ser completamente felices necesitan ser niños! Tenemos que permitirles disfrutar su creatividad, dejarlos utilizar su imaginación, debemos demostrarles que están seguros dentro de su núcleo familiar en el cual se les apoya y se les quiere de forma incondicional.
Es de suma importancia que los niños estén conectados contigo y con la familia que les rodea, que sean queridos y reconocidos en todo momento. Esto evitará en su etapa madura a una persona con un alto nivel de stress emocional o que requiera de drogas o alcohol para sentirse dentro de un grupo. El amor incondicional de sus padres debe estar siempre presente, comprendiendo sus enojos, comiendo con ellos todos los días, jugando y pasando tiempo valioso y de calidad, ser cómplices de los niños en sus travesuras.
Un niño es un libro abierto. Cuando se enoja, grita. Cuando está triste, llora. Debemos permitirles expresar sus sentimientos y demostrarles que eso es correcto, que sus emociones deben de expresarse en todo momento, es la forma en que los niños se desahogan.
En ese momento es básico que no se les avergüence por el hecho de que lloren o demuestren lo que sienten. Se debe de permitir que los hijos descarguen sus emociones libremente, y aun así estar a su lado por si llegaran a necesitar de nuestro apoyo.
Un niño es muy inteligente, y sabe perfectamente cuando un padre los esta escuchando realmente o cuando se les da por su lado sin ponerles atención. El escuchar a nuestros hijos los conecta con nosotros y les da seguridad, confianza y felicidad.
Hay que permitir que nuestros hijos tengan cierto nivel de control sobre alguna situación de su vida. Normalmente tienen que hacer todo lo que el adulto les imponga. El permitir que un niño elija un día a la semana la ropa que va a ponerse, o el desayuno, logrará forjar un adulto seguro de sí mismo.
Los niños tienen que aprender que hay veces que se logrará el éxito, pero que también alguna vez conocerá el fracaso.
Si tu hijo se equivoca hazle ver que cuando uno comete un error es la perfecta oportunidad para aprender, levantarse y seguir adelante.
Nunca intentes hacer todo por tus hijos, ellos tienen que probar hacer las cosas y darse cuenta de lo que son capaces. Estas experiencias les permitirán acercarse a futuros desafíos con el optimismo y el entusiasmo debido y así ser plenamente felices.
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